Fiesta Equivocada

Estoy en una fiesta con mi novio, es algo raro decir que tengo novio ya que han pasado cerca de 5 años desde la última vez que tuve un novio, pero eso no es importante ahora.

En esta fiesta todos son sus amigos, es algo que me estresa bastante ya que no me gusta estar en lugares donde no conozco prácticamente a nadie, y eso de perseguirlo para no quedarme sola tampoco me gusta, así que hago mi mejor esfuerzo para entablar conversación con las chicas que me presentaron, resulta que son bastantes agradables así que me quedo hablando con ellas, hasta que veo lo que tiene que ser un maldito fantasma, han sido 5 años sin verlo, tanta es la sorpresa que me ahogo con mi trago, me disculpo con las chicas y pido que me indiquen en baño más cercano; prácticamente corro hasta este.

Me miro en el espejo y trato de convencerme de que no era él, no era Daniel, y como si fuera un juego retorcido de la vida una chica de cabello castaño oscuro y ojos claros entra en el baño, esos ojos se me hacen conocidos, pero ha pasado mucho tiempo.

—Disculpa, no tenía seguro.

—No te preocupes, ya voy de salida —antes de irme lo pregunto — ¿Cómo te llamas? —tengo que saberlo.

—Mariana— maldita sea es su hermana.

—Bien, creo que te confundí— mierda, doy la mejor sonrisa que puedo y salgo del baño.

Al salir del baño me sirvo un trago y me lo bebo de golpe, decido servirme otro trago y buscar mi seguridad, mi novio. Al que no tardo en encontrar.

— ¿Todo bien?

—Excelente amor— miento y me quedo en mi zona segura.

Estoy hablando con sus amigos pero mi desgracia no es suficiente, mi novio me deja para ir a saludarlo a él, a Daniel, se abrazan —son amigos, maldita sea— se abrazan, o sea son buenos amigos, y mi novio lo acerca para ¿presentarnos? Tengo que recobrar la compostura que perdí desde que lo vi por primera vez esta noche.

—Daniel te presentó a mi novia Carola, Carola te presento a mi hermano de la vida Daniel.

—Hola Caro— dice Daniel.

— ¿Qué tal Daniel?

— ¿Se conocen? — pregunta mi novio extrañado.

—Si— decimos los dos al mismo tiempo, pero decido hablar primero —nos conocimos en el colegio —espero que “su hermano” entienda que no quiero que Alberto sepa más.

—Si del colegio, tenía tiempo sin verte— habla de algo más con Alberto y se excusa antes de irse y yo puedo respirar con un poco más de normalidad, trato de disfrutar el resto de la noche, pero siento el peso en la nuca, de esa sensación de que me están mirando y no tengo ni que buscar la mirada para saber que es él.

Mi novio va a hablar con otro grupo de amigos así que aprovecho para servirme otro trago, la única forma de pasar esta noche sin enloquecer es con alcohol.

Una voz a mi espalda me saca de mis pensamientos.

— ¿Eres tu verdad? —Mariana habla y decido hacerme la desentendida

—No sé de qué hablas.

—Eres tú la que se le escapó.

—Sigo sin saber de qué hablas— finjo que eso no me dolió.

—Daniel no ha dejado de verte, te ve como si fueras suya— mierda —Tienes que ser Carola.

Algo en mí se rompe cuando lo dice y quisiera correr hasta él pero en su lugar solo digo:

—Eso fue hace una vida atrás.

—Una vida tal vez no sea suficiente para ustedes— ella me deja esa frase en la cabeza y lo busco con la mirada hasta que mis ojos encuentran los de él y vuelve esa sensación cálida en el estómago.

—Una vida tendrá que ser suficiente.

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