Eterno Valentín
- Carla Messori
- 19 may 2019
- 2 Min. de lectura
Ha tenido todo el día esa cara típica de un niño que hará una travesura, sin contar que está un poco nervioso, pero es esa fecha del año.
-Por favor no hagas nada estúpido o ridículo- digo seriamente mientras caminamos hacia mi edificio. En respuesta puso los ojos en blanco y se encogió de hombros.
-Es tu cumpleaños, trata de disfrutarlo amargadita.
-Sabes que no me gusta- dije haciendo un pequeño puchero.
-Pero a mí si me gusta, además...
-¡No lo digas!- lo interrumpo y lo señalo con el dedo en señal de advertencia.
-Feliz día de San Valentín, mi amor- dijo con una sonrisa mientras compraba una rosa a una señora.
Lo dijo, de verdad lo dijo.
Solté el aire que contenía de manera exagerada y mire al cielo, a veces no lo soporto.
-Gracias amor- dije dándole un besito y rodando los ojos, hice lo posible para morderme la lengua y no soltar un comentario toxico que hiera sus sentimientos, a fin de cuentas se que lo hace con buenas intenciones.
Sam suelta una carcajada –¿En verdad lo odias no?
-¿En verdad hace falta que preguntes?
-La verdad no- sonríe al decirlo.
Subimos los cuatro pisos que me separan de mi apartamento con las manos entrelazadas, abro la puerta y en lo que enciendo la luz, veo a mis amigos gritar:
-¡SORPRESA!-
Oh por dios, lo matare, definitivamente lo matare. Estoy sorprendida, de buena manera, mi diminuto apartamento, se ve aún más pequeño, gracias a todos mis amigos, hay un ramo de rosas rojas y blancas en el centro de la mesita en la sala y todo está decorado en rojo y rosa, es lindo –iugh- pero es lindo en cierta forma es tierno y ridículo, pero lindo al fin.
-¿Te gusta?- Sam pregunta con ojos nerviosos, sabe que no me gusta mi cumpleaños pero se esforzó fue una linda sorpresa.
-Creo que te quiero matar- abre mucho los ojos –pero me encantó, gracias de verdad- suspira de alivio y sonríe.
-Eres terrible- dice negando con la cabeza.
-Lo sé- y le doy un beso.
Recibo las felicitaciones de mis amigos, tomo un par de cervezas y converso con ellos, hasta que tomo el valor de acercarme al ramo de rosas.
-¿De verdad un ramo de rosas Sam?- digo para mí misma.
Veo la tarjeta y me escapo de mis amigos para leerla sin interrupciones ni ojos chismosos.
"Rosas rojas, porque Te Amo mi amargada y eterno Valentín.
Rosas blancas, en disculpa a la fiesta (sé que las odias)
Atte. Sam
P.D. No te molestes mucho, espero tener suerte contigo esta noche"
-Amo a este imbécil.

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