Piano

-¡Wow!- se me hizo muy tarde, dije que regresaría como a las 3 am, pero no importa ya, antes de subir el último piso me quito los tacones para evitar el sonido de estos, trato de hacer el mayor silencio mientras abro la puerta, gracias a los dioses no rechino y la cierro con el mismo cuidado, pero antes de irme a mi cuarto escucho el piano… -¿el piano?- mi hermano tiene meses que no toca, pero se siente tan bien volver a escuchar música aquí, dentro de estas paredes todo se siente frío y vacío, el sonido que proviene del piano me hace sentir que se empiezan a llenar espacios vacíos dentro del él, como si se estuviera sanando, a cada tecla podía jurar que escuchaba piezas encajando.

Me recuesto sobre la pared y me deslizo contra esta hasta quedar sentada, solo quiero que siga tocando.

Mi hermano lleva meses sin vivir realmente, solo va a trabajar, regresa y se encierra en su habitación, perder a Alexandra lo estaba consumiendo y no sabía que hacer al respecto, por eso me mude con él, para que no estuviera mas solo de lo que en realidad se sentía, así me aseguraba de que comiera bien para que no viviera de cervezas y hamburguesas.

Alexandra murió en un accidente de tránsito camino a la boda de su mejor amiga a la cual el no pudo asistir por culpa del trabajo, no estaba en la ciudad, puedo jurar que aún se dice a si mismo “si yo hubiera ido, si yo hubiera manejado tal vez estaría viva”.

Cambia de melodía, y este cambio me saca de mis pensamientos, esta no la reconozco, pero es triste siento como algo dentro de mí se encoje y queda arrugado como paja, aprieto los tacones sobre mi pecho y siento como la melodía titubea, es como si le costara tocar las teclas, dejo los tacones con cuidado y me acerco al borde de la pared que separa el pasillo de la sala, hay solo una luz encendida y lo veo ¿temblar? Aunque creo que es porque está llorando, para de repente –ojala no me haya visto- toma un respiración profunda y con los puños golpea las teclas del piano y grita, un grito desgarrador, el tipo de grito que te helaría la sangre si lo escucharas en mitad de la noche, un grito de desesperación, un grito que te dice que su alma no sabe cómo lidiar con lo que siente y lo único que puede hacer es gritar.

Cierro los ojos y no puedo dejar escapar una lagrimas me devuelvo a esconderme detrás de la pared, escucho como suspira fuertemente y se vuelve a tocar, cambia de melodía nuevamente, esta es igual de melancólica pero no se siente tan triste como la anterior, al cabo de unos minutos comienza a tararear –no lo puedo creer- echo la cabeza para atrás y decido quedarme aquí hasta que él se vaya, quiero y necesito seguir escuchando este pequeño milagro de la música.

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