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Monstruo de chocolate

  • Foto del escritor: Carla Messori
    Carla Messori
  • 18 abr 2018
  • 4 Min. de lectura

Me despierto y veo que Valeria no se ha acostado todavía, así que tomo mi teléfono para ver qué hora es, y son las 5:26 AM, ¿cómo coño es posible? Llegamos cerca de las 3:40 de la mañana no es posible que siga borracha y sin sueño… bueno sin sueño puede seguir, ya que cuando ella bebe se llena de energía, solo quiere bailar, correr, gritar hacer cualquier cosa menos dormir; así que decido salir del cuarto hacia la cocina…

Lo primero que veo es el piso de la cocina, lleno de harina, unas cascaras de huevo y un pequeño charco de leche, y ella está sentada frente al horno con su pijama, es decir una de mis franelas viejas, con un bowl vacío y un paleta en la boca.

-¿Valeria… qué paso aquí?- cuando digo esto ella voltea y me sonríe, tiene la cara llena de chocolate al igual que mi franela.

-Mmm bueno no tenía sueño y decidí hacer un brownie- dice encogiéndose de hombros.

-¿Y qué le pasó a la cocina?- suena el microondas y se para corriendo, coge un paño y saca un un bol de cerámica.

-Estem….- se queda viendo el piso, pero en realidad está buscando que excusa inventarme –me caí, y la harina se cayo conmigo- agacha la cabeza, y no puedo evitar reírme.

-Genial y ¿qué le paso a la leche?

-Ella se cayó después- dice mientras revisa lo que saco del microondas con un tenedor.

-¿y los huevos?

-Técnicamente solo es la cascara del huevo y falle un tiro en la papelera.

-Ok… ¿Por qué estas llena de chocolate?

Se ve de arriba abajo -¡Porque soy un monstruo de chocolate!- grita mientras estira los brazos y los que sea que había en el tenedor sale volando hasta mi hombro desnudo y ella se tapa la boca para poder reírse. Toco lo que sea que está en mi hombro con el dedo y lo llevo a mi boca, umm resulta que es chocolate blanco derretido.

-Val ¿más chocolate?- la veo sonreír y se ve tan linda.

-Es para acompañar el borwnie amor- dice ahora viéndose los pies.

Nada en todo el mundo se puede ver tan tierno y tan lindo como esa escena de mi monstruo de chocolate estúpidamente ebria.

-¿De casualidad falta mucho para que estén listos?- digo dando unos pasos hacia ella.

-Ve el temporizador de la cocina y dice –menos de 5 minutos- y lame el resto de chocolate blanco que queda en mi hombro; la abrazo luego de ese gesto tan ella.

-Te voy a llenar de chocolate- dice antes de devolverme el abrazo.

-Tengo que aceptarlo ya que ahora vivo con un monstruo de chocolate.

-¿Mañana me voy a arrepentir de todo esto verdad?

-Claro que sí, en especial porque te tocara limpiar esto- solo se ríe hasta que suena el temporizador y se separa de mí, agarra de nuevo los paños y saca el brownie del horno y lo coloca en el mesón de la cocina, tengo que admitir que se ve delicioso.

-Tiene pedazos de chocolate blanco- dice admirando su obra – hay que desmoldarlo y meterlo en la nevera para poder comerlo ya-

-¿Comerlo ya?

-Si… este será nuestro desayuno- comenta como si fuera lo mas obvio.

-Yo lo desmoldo- tomo los bordes del papel encerado y lo saco con total facilidad, lo pongo en un plato y lo meto en el refrigerador.

-Dije la nevera- dice Valeria a mi espalda.

-Lo sé pero en el refrigerador se enfriara más rápido, le doy un beso en la frente así que quita esa cara de malcriada.

Valeria se sienta en el piso frente a la nevera a esperar así que decido hacerle compañía, veo que masa cruda en la mejilla – el tiempo- lamo su mejilla –no va a pasar- otra vez la lamo –más rápido si ves la nevera – la vuelvo a lamer y ya no hay rastros de chocolate, pasa la mano por su cara y se ríe a carcajadas hasta que se recuesta en mis piernas.

-Ya no estoy tan borracha... –dice haciendo un puchero.

-¿Acaso eso es malo?

-No… pero quiero comer e ir a dormir- suelta un bostezo al final de esta frase.

-Eso se puede resolver- digo mientras me incorporo, abro el refrigerador y saco el brownie está tibio, o sea que podemos comerlo sin quemarnos, ella toma dos cucharillas, me entrega una y con ayuda de la otra vierte el chocolate blanco derretido encima de esto.

Lo ve, luego a mí y luego a su obra maestra, clava la cucharilla y se lo come, su cara es de felicidad pura, esta tan feliz, extasiada incluso.

-Está muy bueno- dice, yo solo la veo y sonrió para luego comenzar a comer, tiene razón está demasiado rico, pasan como 20 minutos o más y llevamos al mitad de la bandeja.

Yo no puedo comer más y me sirvo un vaso de agua, y le sirvo uno a ella.

-Vamos a dormir- le digo, ella asiente con la cabeza mientras se come la última cucharada de borwnie.

-Vamos… pero no quiero caminar- ella está tomándose el vaso de agua así que la tomo por las piernas y la subo a mi hombro, a ella se le bota el vaso de agua al piso, pero logra ponerlo en la mesa.

-Vamos malcriada, ya has hecho demasiados desastres hoy- ella se trata de quejar pero solo puede reírse.

-Eres un idiota.

- Si, pero yo no soy un monstruo de chocolate, en cambio tu si- cuando digo esto le doy una nalgada.

-¿Nunca me dejaras olvidarlo verdad?

-Jamás- digo cerrando de una patada la puerta del cuarto.

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