Dama de honor
- Carla Messori
- 3 abr 2018
- 3 Min. de lectura
Voy a llegar tarde a la boda, bueno no es la boda, eso es mañana pero hoy es la cena de ensayo y todas esas cosas previas a la boda y resulta que soy la dama de honor, bueno de horror, todo se me olvida y siempre llego tarde, mínimo 30 minutos tarde, no es intencional pero si siempre pasa.
Como ahora, debí de haber salido hace más de una hora, pero… tenía que dejar a mi perro en casa de mí prima, recoger los ramos de flores de las damas y la novia, mi vestido había que modificarlo y me lo dieron hace 20 minutos, casi se me había olvidado las ridículas copas para los recién casados.
Ser la dama de horror es mucho trabajo –Aff- suspiro y cierro la puerta de mi apartamento –ahora si me voy- Veo la hora son casi las 6:30 de la tarde y el cielo está algo nublado -¡¿Por qué tenían que casarse en la playa?! La ciudad no tiene nada de malo- pero ya no queda de otra, espero estar en la casa de playa a las 8 pm.
Mientras estoy en el ascensor suena mi teléfono, la pantalla dice Patito.
-¡Hola Patito!
-Hola, nada de Patito, ¿Dónde estás?- cierro los ojos y maldigo en silencio.
-No me odies, pero ya estoy saliendo, ya estoy en el carro… manejando- una pequeña mentira no mata a nadie.
-¡¿Cómo que estas saliendo?!- ya llegue a planta baja y me quedo frente al carro hasta que corte la llamada.
-Tardaron cerca de 45 minutos en darme tus ramos.
-Nuestros ramos.
-Nuestros ramos- repito mientras pongo los ojos en blanco –Te dejo, porque tú sabes que no es una buena idea que hable por teléfono mientras manejo- hay un suspiro al otro lado de la línea.
-Cierto lo importante es que vienes en camino.
-Te quiero Patito.
-Te quiero Alexicat.
Cuelgo el teléfono y desactivo la alarma del carro tiro mi cartera en el asiento del copiloto, chequeo los ramos, el vestido, y las copas en su cajita, creo que no olvido nada y espero que así sea. Por fin me pongo en marcha. Al cabo de unos 25 minutos me integro a la autopista, y comienza a garuar para que no me moleste conecto mi teléfono a la radio, luego de unos 45 minutos más llenos de lluvia tomo el desvió que lleva a la costa, esta vía se caracteriza por tener muchas curvas y ser estrecha.
Una de mis canciones favoritas se ve interrumpida por el timbre irritante de mi celular, quito la mirada del camino para ver que es el novio Jorge quien llama, corto y vuelvo a ver la carretera, tengo una camioneta azul que cuando la lluvia comienza a arreciar prende las luces intermitentes y yo lo imito – ¡que ladilla el clima!- grito dentro del carro; vuelve a sonar mi celular –matare a Jorge- vuelvo a cortar, pero él decide llamar de nuevo, contesto y lo pongo en altavoz.
-¿Qué paso Jorge? Estoy manejando y el clima es una mierda.
-Nada especial, solo dime que no olvidaste las copas.
-¡No, no lo hice!- pongo voz de indignada y él se ríe.
-Alexandra, olvidas todo no puedes culparme.
-Cállate- bromeo, pero no, no podía culparlo- ¿Qué tal el clima por allá?
-Bien, aquí no ha llovido y no creo que tampoco lo haga mañana.
-Genial- la lluvia empieza a disminuir un poco, gracias a Dios.
-Bueno, Pati te necesita, ya no puede soportar a su mamá sin ti, así que maneja con cuidado.
-Vale, chao futuro esposo de mi Patito.
Su maneja con cuidado fue como una puta condena, en lo que tarde en colgar la llamada y volver la vista del camino la camioneta del frente frena de golpe y obviamente tengo que hacer lo mismo, la lluvia vuelve a empeorar entonces no puedo ver porque carajo frena, pero mi carro no desacelera lo suficientemente rápido, entro en pánico, no sé qué hacer así que jalo en freno de mano –creo que fue un error- mientras observo a la camioneta impactar contra algo en mitad de la carretera, creo que es otro carro –¡malditas sea, maldita sea!- pierdo el control del carro, no responde –¡mierda!- veo uno de los ramos que sale disparado del asiento trasero y golpea el vidrio delantero, al verlo pienso –maldición, creo que no llegare a la boda –¡mierda!- voy a chocar contra la camione…

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