Estrella
- Carla Messori
- 31 dic 2017
- 2 Min. de lectura
Es 29 de diciembre, son las 2:20 AM y hace un frio terrible, me estoy congelando, decido meter las manos en la chaqueta de Arturo, este se estremece cuando mis manos frías entran en contacto con su cuerpo, pero no hace nada para alejarme; el calor que me da me hace sentir bien, y huele tan rico…
-Flaquita estas helada- solo me encojo de hombros y levanto la cara para que vea mi sonrisa -¿En qué piensas?
No le voy a decir que pienso en lo rico que es estar tan cerca de él así que veo la calle llena de luces navideñas mientras caminamos –Mmm… ahorita pienso en que quiero una estrella- Arturo está acostumbrado a escuchar estas cosas raras e ideas locas de mí, pero si… toda la vida que tiene la ciudad, la alegría solo me recordaba a una noche llena de estrellas en la montaña donde se pueden apreciar en su totalidad.
-¿Quieres una estrella? ¿En serio?
Me rio –Si, ¿Cómo no voy a querer una estrella?
-Yo también quisiera una estrella- dice dándome un besito en la frente, se detiene, menea la cabeza de lado a lado- espera aquí- se aleja de mí y se va.
Cruza la calle hasta un centro comercial empresarial -¿Qué se supone que va a hacer?, ¿Cómo me va a dejar sola a esta hora?- Toca la puerta varias veces hasta que el vigilante sale, Arturo habla con el señor a través de la puerta, le hace señas y me señala varias veces, no sé qué le dice pero al cabo de unos minutos, el vigilante de abre la puerta –Este hombre está loco- me digo a mi misma, han pasado menos de unos diez minutos cuando veo una figura en la azotea del edificio… -¿Sera Arturo?- la figura corre por el techo, no tengo ni la menor idea de lo que está haciendo.
Hace demasiado frio, por precaución veo a cada lado de donde estoy parada, hay otras parejas caminando así que trato de no preocuparme mucho. Pasan otros diez minutos y veo a Arturo salir por la puerta del edificio, se despide del vigilante con un abrazo, espera a que pase un taxi antes de cruzar la calle para llegar a donde estoy, viene corriendo y cuando me ve está respirando muy rápido.
-¿Qué estabas haciendo? ¿Cómo se te ocurre dejarme sola a las 2 de la mañana?
-Flaquita tranquila- dice sonriendo, rayos amo esa sonrisa, él no tenía que hacer más nada para evitar mis quejar que poner esa sonrisa de “todo está bien, no pasó nada” –Solo fui a buscar tu estrella.
-¿Mi estrella?- asiente con la cabeza y saca un bombillo rojo envuelto en un pañuelo… ¡No puede ser!, fue a buscarme una estrella, hablo con el vigilante para subir y tomar una de las luces del techo, solo para dármela, nadie nunca había tenido un detalle tan lindo conmigo; tomo el bombillo en el pañuelo, aun esta tibio.
-¡Te amo!- es lo único que logro decir antes de darle un beso profundo en los labios.
-Te amo mi flaquita- dice en medio del beso.

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